La ansiedad me envuelve en sus brazos cada vez más fuerte. El aire se vuelve escaso. Intento respirar, pero no es suficiente. Mi corazón late fuertemente. Sus latidos resuenan en el vacío de mis pensamientos. Aquello que temo está cada vez más cerca. Está a punto de tocarme. Necesito correr urgentemente. Pero la ansiedad no me suelta de su mortal agarre.
Quiero pedir ayuda, pero no sé a quién. Quiero contar lo que me está pasando. Pero las palabras no parecen venir. Y ¿quién entenderá? Después de todo, mi ansiedad es invisible para los demás. Estoy sentada en la misma postura que hace 5 minutos intentando hacer el mismo trabajo. Pero en realidad, estoy mirando fijamente la pantalla del ordenador… buscando una salida de la ansiedad, que aprieta dolorosamente mi pecho y ni siquiera me permite moverme…
Ansiedad es?…
Más o menos así describiría lo que siento cuando experimento ansiedad. Aunque, por supuesto, diferentes personas pueden experimentarla a su manera. Pero la esencia es la misma: es una manifestación de miedo físicamente intensificada. Porque así es como reacciona el cuerpo ante un ataque de ansiedad: la respiración se acelera y el corazón late más rápido, los músculos se tensan (como si estuvieran preparándose para correr). Al mismo tiempo, surge un deseo irresistible de hacer algo y la imposibilidad de concentrarse. Todas las emociones se sienten como más intensas, inevitablemente piensas en lo que te preocupa y eso te preocupa y asusta aún más. Es un estado complejo y multifacético. Es difícil de detener y a veces incluso difícil de darse cuenta en el momento.
Desafortunadamente, la ansiedad es algo con lo que se encuentran muchas más personas de lo que parece. Puede ser leve y experimentarse en una situación de estrés específica. La situación se resuelve, la ansiedad desaparece. O puede tener un carácter más prolongado y aparecer de manera espontánea o por algún desencadenante no evidente.
Saliendo de la ansiedad
La ansiedad es una tormenta emocional. Cada persona es un mundo entero y, probablemente, nunca haya dos tormentas iguales. Por lo que es probable que seguiré buscando la respuesta a la pregunta «¿Cómo salir de la ansiedad?» durante toda mi vida. En cada situación, etapa de la vida y para cada persona, pueden funcionar diferentes métodos. A veces lo que funcionaba antes no funciona ahora y viceversa.
Me he puesto a escribir este artículo no tanto para explicar lo que es ansiedad (seguramente los que lo lean ya la hayan experimentado alguna vez) sino para compartir mi experiencia. Aún estoy en proceso, pero en el plazo de 1-2 meses he conseguido significativamente reducir mi ansiedad. Estoy feliz por ello y lo que me funciona lo quiero dejar aquí.
Tal vez a alguien le ayude? Tal vez me ayude a mi misma cuando en un futuro vuelva a leer este artículo?..
Vamos a ello.
3 simples rutinas
Quiero empezar con los pasos más simples que me mantienen a flote. Son como islas de estabilidad en mi alma inquieta y al mismo tiempo, pequeñas victorias que alimentan mi ego (las colecciono como si fueran monedas en un videojuego). Se trata de hábitos. Los estoy cultivando cuidadosamente durante casi 3 meses. ¡Y, sabéis qué? ¡Me está funcionando! Todo porque:
- son pequeños,
- son pocos (sólo tres),
- los integro en mi rutina diaria, sin renunciar a nada ni sacrificar nada,
- no me obligo ni me presiono,
- veo progreso y lo celebro.
En mi caso son: 10 minutos de yoga por las mañanas, tocar el piano y leer libros en papel.
Simplemente intento hacer algo de esto cada día y lo marco en una app para trackear hábitos (un calendario o papel también sirven). Me gusta celebrar mis pequeños logros con una taza de café especial, un nuevo libro o cualquier otra cosa que sea fácil de acceder y que me haga feliz. La ansiedad retrocede. Y me siento productiva (a pesar de todo), porque cada día completo mi tracker, lo que significa que estoy lidiando bien con mi rutina.
Enfocarse conscientemente en lo positivo
Había una época feliz en mi vida cuando temía olvidar las cosas buenas que me sucedían. Entonces dibujé un calendario mensual con casillas para cada día. Tal cual, con papel y lápiz. Allí, diariamente, anotaba los 3-4 mejores eventos del día (“Hablé con tal persona”, “visité tal sitio”, “cociné tal plato”, “vi tal película, “jugué a animal crossing”…). Todavía guardo aquellos calendarios escritos a mano…
Y así, luchando contra la ansiedad, decidí retomar esta práctica y compré un calendario anual de una sola página. Es una gran hoja de papel dividida en casillas para cada día. Tiene 12 filas, una por mes, y en cada fila, aproximadamente 30 casillas para cada mes.
Cada noche repaso el día vivido, elijo lo mejor de él y lo escribo en su casilla. Todos los días. Y cuando reviso las entradas anteriores, intento revivir esos eventos pasados en mi memoria.
Es una práctica simple de concentración en lo positivo de cada día. Permite ver que siempre hay espacio para momentos buenos en la vida. Cuando aprendes a fijarte en ellos y verlos en tu día a día, con el tiempo las cosas buenas aumentan, y las preocupaciones disminuyen.
Trabajar la ansiedad en serio
Las conversaciones con un psicólogo son un lugar seguro donde se puede enfrentarse a los miedos y así encontrar las causas de la ansiedad y curarse de ella. El psicólogo te enseñará a ver la situación desde otro ángulo y te llevará a la verdad. A menudo, lo que creemos que causa la ansiedad es solo un eslabón en la cadena y la verdadera causa puede estar en otro lugar.
Cuando agendo una nueva consulta, no siempre sé qué exactamente voy preguntar a mi psicóloga. Y es normal. Basta con admitir que algo no está bien y que estoy dispuesta a trabajar en ello para empezar a sentirme mejor. Y luego, el ovillo comenzará a desenredarse y las respuestas comenzarán a aparecer.
No siempre es agradable pero si es necesario. Igual que ir a un dentista si te duele un diente. ¿Por qué no ir a un psicólogo si te duele el alma y la mente no para quieta?..
Aprovecha tu energía
Así es más o menos cómo suelo reducir mi nivel de ansiedad: con rutinas simples, un enfoque positivo y trabajando con mi psicóloga en paralelo. Quizás algo de esto os resulte útil. Y por último, comentaré una forma poco común sobre cómo lidiar con la ansiedad.
La ansiedad es un estado muy emocional y energéticamente costoso. ¿Y si la gestionamos de manera diferente? La energía que se emplea en vivir la ansiedad puede dirigirse conscientemente hacia acciones simples pero efectivas para mejorar el bienestar. Por ejemplo…
Moverse, salir de casa y aliviar la tensión a través de ejercicio físico. Puedes cuidar de las plantas y/o dedicar más tiempo a tus mascotas, lo que ayudará a relajarte y mejorar tu estado de ánimo. Los paseos al aire libre o pequeños viajes pueden ayudar a distraerte de los pensamientos ansiosos. Cuidate realizando compras responsables, eligiendo cosas que te traigan alegría y comodidad (libros, bombas de baño, algún kit de pintura o nuevas bambas para senderismo?). No te olvides de ti mismo y de tu cuerpo: visita tu peluquero o disfruta de un día de masaje. Y programa tiempo para un descanso de calidad en tu calendario.
Cuidarte a ti mismo es la base de todo. Luego puedes dar amor a tus seres queridos, hacer lo que te gusta, aprender y construir tu carrera. 🙂 ¡Tú puedes!