¿Quieres entrar en la historia?
¿Te gustaría entrar en la historia? ¿Hacer algo tan significante que generaciones tras generaciones la gente seguiría hablando de ti?
Para mí Florencia es la ciudad donde vivían personas así – inspiradas por hacer algo grande. Sin duda hay otros sitios importantes para la humanidad, pero precisamente Florencia para mí siempre ha sido la capital, la madre de las mentes inquietas y extraordinarias. Si añadir a todo esto mi admiración por el arte de la época del Renacimiento (lo que ha hecho a Florencia ser tan impresionante como la conocemos ahora), se me hace imposible no enamorarme de ella.
Y hace dos meses, en noviembre de este año, he tenido la suerte de hacer un viaje allí… Y eso sinceramente ha puesto mi mundo patas arriba. De allí viene, quizá, el hecho de que he tardado tanto en escribir este artículo.
Siento que he vivido muchos cambios interiores después de mi visita a Florencia. Y sobre algunos descubrimientos hablaré en el blog. Tal vez a alguien le resulte tan inspirador como lo ha sido para mi.
Y el insight número uno, va ni más ni menos que de los sueños y la ambición:
No temas soñar a lo grande
Florencia es una tesorería del genio de los artistas más excepcionales. Pero entre muchas obras de arte que vi allí, lo que más me ha impresionado ha sido la Catedral de Santa María del Fiore. Enorme, brillante y con muchísima historia detrás.

La foto que hice nada más llegar a Florencia, Noviembre 2023
A parte de su tamaño y belleza… No menos impresionante me parece la historia de su construcción. Os dejo aquí el link a un artículo muy completo en la web de National Geographic Historia. En adelante, os contaré mi versión resumida y algo subjetiva.
La Catedral se creó como un símbolo del poder y la grandeza de la antigua República Florentina. Compitiendo con sus vecinos – Pisa y Milán – los duques de Florencia querían destacar y hacer historia.
La querían construir en el lugar de otra Catedral mucho más pequeña, Santa Reparata. Ella ya no servía para una ciudad en crecimiento como lo era Florencia y tampoco podría ser un símbolo destacable. La ambición era pasar de una iglesia de unos 58 metros de longitud y 25 metros de ancho a una nueva de 153 metros de largo y 130 metros de ancho.
El grandioso proyecto se inició el año 1296 y dentro de 122 (!) años (contando pausas por varios contratiempos) la nueva Catedral estaba casi hecha. Estaba descubierta, le faltaba la cúpula.
En el año 1418 abrieron un concurso entre arquitectos para proponer el diseño de la cúpula…
Todo parece en orden, hasta que te das cuenta del motivo del concurso. ¿Por qué una construcción tan avanzada (y tan grande en su tamaño y pretensión) de repente busca a alguien quien podría llevarla a cabo?
La ambición de los florentinos les llevó a construir algo tan inmenso, que para su época aún no existía una solución de ingeniería que pudiese acabar el proyecto.
Este hecho llegó a tocar mi mente y mi corazón. Obviamente desconozco los detalles históricos de cómo se iban tomando las decisiones a lo largo del tiempo. Pero la situación en sí me parece tan absurda como… normal!
El ejemplo de la Catedral de Santa María es exageradamente atrevido. Los florentinos llegaron tan lejos que no había vuelta atrás. Y afortunadamente tuvieron suerte y encontraron al genio de su tiempo, Filippo Brunelleschi. Él no solo encontró la pieza del puzle que les faltaba desde el punto de vista de ingeniería, si no que le dio a la obra la grandeza que buscaba la ciudad.
Han pasado casi 600 años desde la construcción y hasta hoy en día la cúpula de Brunelleschi es la cúpula de mampostería más grande del mundo.






Sí, se puede aspirar a hacer algo grande aunque aún no tengas todas las respuestas
Así que… no temas soñar a lo grande. No todo se puede prever antes de empezar, pero si hay una sólida intención detrás con unas claras prioridades, se encontrarán los recursos y la motivación necesarios.
Esta idea va casi totalmente en contra de mi habitual forma de ser. Por eso volví de Florencia tan impresionada. Vi lo lejos que puede llegar la inspiración y ambición humana llevadas a cabo.
Muchas veces soy yo la que me para y me dice: «Hey, tu no tienes suficiente experiencia, tiempo (o lo que sea) para llegar hasta allí, ¿adónde vas?». Lo mismo, por desgracia, suele hacer nuestro entorno.
Pero ahora creo al 100% que sí, se puede llegar. Incluso si no tienes pensado todo del todo. A veces el cerebro no llega a planear todos los planes A, B, C… y la llamada del corazón es muy fuerte. Pues creo que a veces hay que hacerle caso. Y las soluciones se encontrarán en su momento.
A continuación…
Para no hacer de esta entrada del blog un libro, me tomaré una pausa aquí. Y de mientras, ¿qué te parece esta historia?